19.7.07

De pronto el cielo se oscureció, una brisa medio fría se coló por todos los cuerpos de todas las personas que andaban por ahí, se volaron un par de sombreros y los perros comenzaron a aullar, las hojas de los ejemplares en los kioskos de diarios se revolotearon yendo y viniendo de atrás para adelante y de adelante para atrás, el silencio invadió de a poco cada rincón, las mesas de los bares, las paradas de colectivos, la casa rosada y ¡la punta del obelisco! ¡si la punta del obelisco! entre todos nos miramos a la cara y al cruzar nuestras miradas los ojos se nos llenaron de lágrimas, ¡la punta del obelisco! todavía ninguno de nosotros estaba preparado...


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